29/8/09

ITINERARIO DEL PROYECTO

-Me puse a leer el texto Mal de altura del cuadernillo de viaje y escritura, me sentí identificada con el término ambigüedad puesto en el texto para hacer alusión a la sensación que predomino en el viaje que se relataba y que a su vez se adopto como método ya que en ese momento yo no tenía en claro el tema que quería trabajar.
Seguí leyendo hasta que apareció en la introducción algo que me gusto así que lo resalte, se trataba de un fragmento en el que se manifestaba que el impulso del viaje realizado era conectar con prácticas que construyen otra visibilidad, otros tiempos y otros modos de hacer.
También me detuve cuando leí dos testimonios que expresaban la necesidad de tener que salir a buscar otra forma de vida lo cual implicaba trasladarse a otros países porque decían que en su país no se podía proyectar un futuro. Esto en realidad es lo que ocurre hoy en día, donde cada vez son más las personas que dejan su país buscando un futuro mejor.

- Después de terminar de leer decidí que el tema del proyecto se iba a relacionar con algo de lo que allí se comentaba, más específicamente tratar de hacer alusión a la situación de desarraigo que les toca vivir a aquellas personas que tienen que migrar de su país.

- Como ya tenía más en claro por donde se iba a encaminar mi proyecto fui a buscar algún libro que se pudiera complementar a la información que hasta el momento tenía.
Fui entonces a una librería y mientras curioseaba los libros encontré uno titulado Bolivia en letras grandes y rojas, lo tomé y leí la contratapa para ver de qué se trataba. Era una novela en la que se contaba la historia de dos hombres que vinieron de Bolivia para trabajar y de allí se desprendían diferentes situaciones que les tocaba vivir a estos. Sin pensarlo mucho compré el libro porque tenía la intuición de que me iba a ayudar con el tema.
El libro estaba escrito de una manera muy simple pero a su vez tenía mucho conocimiento de la cultura boliviana, lo cual era reafirmado en una de las solapas del libro que brindaba datos del autor, donde nombraba el viaje realizado por este a Bolivia y además su visita a el barrio del bajo flores donde habita una importante cantidad de inmigrantes bolivianos.

- Después de terminar de leer el libro volví a releer algunos de los textos de los territorios pero ahora buscando algún tipo de vínculo con el tema que quería trabajar.
En el territorio de misiones se encontraban dos relatos de Horacio Quiroga bajo el titulo Los desterrados que me gustaron mucho y que además hacían referencia al tema en cuestión. El primer relato contaba la historia de dos hombres Brasileños que decidieron volver a su tierra natal después de haber vivido por mucho tiempo en misiones, lo hacía desde una mirada nostálgica que se podía percibir en los personajes.
En el segundo relato de Los destiladores de naranja me llamo la atención el cambio que se contaba que tuvo el personaje del doctor Else y del otro personaje que allí había nombrado como El manco me gusto la caracterización hecha como una persona optimista y creativa a pesar de las limitaciones que allí contaba que tenía.
Del texto de Martín Caparrós que se encontraba dentro del territorio misiones me pareció interesante su visión contada a partir de la visita a esta provincia, más que nada el hecho de contar otra realidad que se vive en el interior con la mirada critica que lo hacía y también permitiéndose plasmar sus pensamientos.
Considero la lectura de este territorio como un aporte a mi trabajo aunque no lo sea directamente ya que mi territorio se delimitaría en la región denominada como norte más que nada por el libro que leí y por el relato en Mal de altura sobre el viaje a Bolivia.
Además otro aporte que hice para mi trabajo fue buscar las fotos que había tomado del viaje realizado a Bolivia hace un tiempo en donde se podían apreciar algunos de los paisajes, estos me sirvieron bastante como ayuda memorias y también como fuente de inspiración.

-Dentro del cuadernillo de viaje y escritura el texto de Cesar Aira, Exotismo me ayudo para encontrar el vehiculo que decidí que iba a guiar mi texto, este sería la mirada aunque no se trataría de una mirada en tiempo real como por ejemplo aparece en el texto de Caparrós sino más bien una mirada reconstruida a partir de las fuentes que tuve consideración. Este texto también me ayudo a decidir el genero a trabajar que sería el ficcional ya que me pareció interesante lo que allí postulaba en relación a este, más precisamente cuando sostenía que: “el genero exótico proviene de la colaboración de ficción y realidad, pero que para que la realidad revele lo real debe hacerse ficción”

-Dentro del cuadernillo de viaje y narración las consignas que me parecieron que se podían relacionar con el tema que elegí y además con las fuentes que leí fueron : una de las consignas dentro del apartado mundos posibles y dentro de esta en la consigna 4 en la que hay una propuesta de escribir un monologo interior de un personaje que narre la rememoración de sucesos del pasado como si fuese un viaje en el tiempo; la consigna dentro del apartado Narrar y describir y dentro de esta en la consigna 4 que tiene como subtitulo construcción del personaje y a su vez tiene otro titulo que la presenta cuyo nombre es carta sin destino, y dentro de este apartado también la consigna 6 que tiene como titulo percepción del mundo.
Si bien no seguí ninguna de estas consignas en términos estrictos de la forma que se planteaban, lo que hice fue tomar aspectos que se planteaban en ellas para a partir de estos construir mi trabajo.

Fundamentación:
Decidí que mi trabajo sea de esta forma y cuente este determinado tema ya que en el libro que leí del autor Sergio Di Nucci aparecía esta manera de narrar que me intereso, además también estuve influenciada por el libro de Sabato La resistencia que lo leí por gusto justo en este momento y creo que algo de ello de alguna manera se filtró en mi trabajo.
Quizá puede parecer un lugar común lo que se cuenta en mi trabajo pero la realidad es que todo lo que escribí ahí es lo que algún momento me toco ver y lo que todavía sigo viendo cuando viajo en el tren hacia la facultad por ejemplo y me parece que si puedo tratar de reconocer esto es con el propósito de que estas cosas no pasen desapercibidas sino de que el hecho de quedar plasmadas en un escrito puede servir para que tomemos conciencia de lo que nos rodea y de alguna manera tratar de modificar algo. Porque siento que las palabras pueden ser tan fuertes como las imágenes.



ILUMINANDO REALIDADES

Mirando por la ventana del micro saludo a mi familia que se queda llorando y yo con un nudo en la garganta comienzo este viaje, no tengo mucha idea de lo que me espera, solo me dijeron que se vive una realidad distinta a la de acá.
Mientras avanza el recorrido voy dejando montañas atrás, el aire seco que se respira, miró como la polvareda que levanta el micro pareciera querer dejar señales de su paso
Al lado mío viaja una señora muy robusta que duerme, otros miran la película que da en la tele del micro, yo sin embargo prefiero mirar hacía afuera para poder conservar en mi memoria la imagen de esta tierra en la que nací y que no se cuando volveré a ver ahora que la dejo.
Creo que en todo este tiempo en el que estuve rodeada de este paisaje jamás me detuve a observarlo como tengo la oportunidad de hacerlo ahora, me cautiva el tamaño de las montañas como si fuese que las descubro por primera vez cuando en realidad toda mi vida crecí rodeada de ellas, pero ahora a medida que me alejo voy tomando conciencia de lo inmensas que son y de que chiquita nos vemos las personas frente a este lugar.
De repente vinieron a mi mente las imágenes que había visto hace unas horas antes de subirme al micro donde para todas las personas era un día más en el que hacían sus actividades habituales, como las cholas que iban a comprar con sus bebes cargados en sus haguayos, aquellas personas que vendían en sus puestos sobre la calle, las familias enteras que trasladaban cargando sobre sus hombros la mercadería que llegaba a la Quiaca por una fila que parecía interminable, el rostro serio de aquellos gendarmes “gringos” que controlaban la frontera que en nada se parecía a el rostro arrugado de la señora que vendía comida en la terminal cuya mirada expresaba cansancio.
Por momentos me preguntaba si en Argentina la gente me trataría bien, si tendría suerte para conseguir algún trabajo con apenas veintidós años y encima sin tener ninguna experiencia, o quizá este viaje dure lo que es un suspiro y antes de darme cuenta estaría regresando nuevamente, como aún no podría saberlo preferí esperar.
Después de hacer dos paradas una para desayunar y otra para cenar ya que el tiempo que se tardaba en llegar era de un día más o menos, eso fue lo que me dijeron unos tíos que vivían hace un tiempo en Argentina, pude ver la forma de desenvolverse que tenían los argentinos y su trato con los demás.
Cuando tuvimos que bajar a cenar yo trate de bajar última para saber lo que tenía que hacer, dentro del restaurante trate de buscar con la mirada alguien que viajara en el mismo micro que el mío porque allí también había gente de otros micros. Por suerte encontré una mesa que se desocupaba porque me ponía muy nerviosa tener que comer entre personas que no conocía, sentía que me estarían evaluando si hacia las cosas correctamente; así que me senté ahí, esperé un rato hasta que se acerco un mozo y me pregunto que quería servirme, entonces me ofreció tres platos que podían ser ravioles, milanesas con papas fritas y antes que me diga el tercero le dije que quería el segundo plato, porque alguna vez me contaron mis primos de argentina lo sabrosas que eran.
En la mesa cercana a la mía habían tres personas sentadas, una pareja joven y una chica que pude notar que hablaban en otro idioma, también podía ver como el chico hacía muecas con su rostro al hablar en un tono muy fuerte, por momentos sus risas se podían escuchar en todo el lugar, después la pareja se puso a hablar castellano mientras la otra chica comía y cuando hablaban con ella lo hacían en otro idioma, llegue a escuchar que el chico le decía a su novia que tenían que recomendarle ir a la Boca, San Telmo y otros nombres que yo me preguntaba que serían.
De nuevo en el micro continuamos el recorrido pero ya no había más paradas hasta llegar, desde el micro se podía ver como iba atardeciendo, se veían campos inmensos caballos y sobre todo vacas.
Una chica desde el fondo del micro se acerco a la maquinita de refrescos, me llamó la atención su vestimenta porque tenía puesto un pañuelo largo en la cabeza como si fuera un vincha, unos pantalones verdes que en la parte de adelante parecían una pollera y atrás tenía un nudo, con una musculosa de una tela finita y colorida. En la terminal recuerdo que también vi a un grupo de chicos y chicas vestidos de esa manera, estos eran argentinos por el tono de sus voces que oí mientras hablaban en voz fuerte. Pude observar que eran muy desenvueltos en su forma de andar y de vestir y además no tenían problema en mostrar su cuerpo ya que estábamos en verano. También llevaban unas mochilas muy grandotas y cargadas.
Sin darme cuenta me quede dormida, al parecer por un tiempo largo porque cuando mire hacia afuera el paisaje era distinto, comenzaba a aparecer más iluminación en comparación de la que había antes, empecé a ver edificios muy grandes también carteles con lo que parecían modelos y otros con letras grandes y de colores fuertes que cada vez se hacían más numerosos. En realidad creo que me desperté por el ruido de afuera porque ahora eran muchos los autos que iban por la ruta, estos eran muy bonitos y la mayoría lucían relucientes.
La ruta cada vez se reducía y en la calle se podía ver gente andando, el recorrido empezaba a dar señales de su final porque el tiempo transcurrido ya se acercaba a completar las veinticuatro horas.
En el micro algunas personas empezaban a alistar los bolsos que tenían en la parte de adentro. Se notaba que ya estábamos cansados del viaje porque muchos se empezaron a mover y a hablar, la verdad que estar tanto tiempo sentado ya se hacía molesto. Después de dar unas vueltas el micro entró a la terminal, me asome a la ventana buscando a mis tíos que estarían esperándome pero la cantidad de gente que había allí no me permitió encontrarlos.
Una vez estacionado el micro comenzamos a bajar, escuche decir que había que bajar rápido para retirar los bolsos porque a veces se perdían, así que me apure, cuando estaba esperando porque todavía no veía mi bolso aparecieron mis tíos junto con mis dos primos, nos dimos un saludo muy afectuoso y después de que sacaran casi todos los bolsos apareció el mío así que nos fuimos; me dijeron que teníamos que tomar el tren hasta la estación llamada Flores, mientras nos dirigíamos a la estación me asombro la cantidad de gente que había en las calles, ellos me decían que en verano se anda hasta tarde y además los días viernes mucha gente sale a pasear o hacer compras hasta estas horas porque para muchos empieza el fin de semana, aunque mi tío dijo que a él le tocaba trabajar los sábados.
Podía notar el cambio en el clima al que yo estaba acostumbrada porque ahora empezaba a tener mucho calor además vestía un pantalón de jean, unas zapatillas y una blusa de hilo, cuando alrededor las personas que nos íbamos cruzando lucían shorts, polleras, musculosas y muchos tenían hojotas de colores, eso me llamo la atención.
Cuando bajamos las escaleras después de haber sacado mi tío los pasajes vi a una señora sentada en las escaleras, lucía bastante desarreglada, mi tío al pasar le dio unas monedas. Cuando ya estábamos sobre la estación cuyo aspecto era bastante descuidado cruzamos a un hombre durmiendo sobre un asiento con la ropa bastante sucia yo pregunte porque estaba allí y si no habían iglesias que lo puedan asistir, en donde yo vivía no se solía ver gente en la calle a lo sumo en las iglesias, las personas allí tenían casas aunque muy precarias. Acá vas a ver de todo me dijeron y cuando vayas para el centro vas a ver que distinto es a esto.
Cuando llego el tren se bajo mucha gente pero los que subimos éramos más, casi no llegamos a subir, alguna gente se molestaba porque la empujaban aunque a nosotros también nos empujaron, el tren se encontraba bastante lleno, mi tía me decía que últimamente se viaja así porque hay más gente y los trenes que hay son pocos. Frente a nosotros había un hombre que parecía loco porque iba hablando solo pero mi tía me dijo que tenía conectado el celular. Ese hombre me hizo acordar al chico del restaurante donde paramos para cenar porque hablaba fuerte como él y se reía casi del mismo modo.
Después pasó un nenito dándonos una tarjetita a todos, yo se la agradecí pero mi tía me dijo que no me la regalaba sino que esta pidiendo monedas así que se la devolvimos aunque ella le dio algunas. La mayoría de la gente en el tren tenía celulares eso me asombró porque para mi solo la gente que tenía mucha plata se los compraba, acá parecía que era algo común tenerlos porque incluso chicos que no parecían ser grandes los tenían.
Las cosas en Buenos Aires eran raras se veía de todo, la gente caminaba con mucha prisa, había mucho ruido en la calle y también mucha basura tirada en el suelo y adentro del tren. El barrio a donde ahora íbamos me dijeron que le decían bajo flores.
Luego de bajar del colectivo me dijeron que solo había que caminar unas cuadras para llegar, acá las casas eran bajas y estaban pegadas una a la otra tenían un parecido a las que había en Bolivia, mis tíos me dijeron que viven muchos bolivianos por esta zona y que también hay puestos que venden comida de allá, pero que andar caminando muy tarde por acá a veces es peligroso; en el barrio se escuchaba música muy fuerte, la mayoría de la gente estaba afuera de sus casas y niños corrían jugando. Pude ver que muchas casas tenían rejas así como los negocios que allí había, eso me pareció curioso.
Esa noche mientras cenábamos me dijeron que el lunes mi tía me iba a llevar a ver un trabajo en el centro donde tenía que atender en una casa. Yo le dije que necesitaba empezar a trabajar cuanto antes.
Cuando ya terminaba el fin de semana, el domingo por la noche dijeron que había que dormir temprano porque teníamos que estar a las ocho en la casa de la señora a donde íbamos pero para eso había que salir temprano de su casa porque viajar a la mañana era complicado ya que había mucha gente. Eso pude comprobarlo el primer día que llegue.
A la mañana siguiente nos despertamos a las cinco de la mañana, mi tía preparo un desayuno que tomamos muy ligeramente y nos fuimos, de ahí había que tomar un colectivo y después un subte, es como el tren pero este va por debajo de la calle y es más rápido me dijo. Me asombró la gran cantidad de gente que salía a trabajar porque se hacia difícil andar sin chocarse entre sí, una vez que llegamos a la estación del subte, mi tía se acerco a sacar el boleto y yo miraba para después hacer lo mismo, entonces pude ver que el señor que vendía el boleto casi no la había registrado, solo tomo el dinero y le dio el boleto rápidamente, yo le pregunte si siempre era así y me contesto que si, entonces pensaba que raro era trabajar sin mirar a las personas y más raro tener que hablar al aire, cuando me dijo que para sacar el boleto del tren en el que viaje el primer día que llegue, la ventanilla esta tapada y no se ve al boletero.
Cuando llego el subte me dio la mano porque me dijo que me podían empujar y nos alejaríamos. En cuanto se abrió la gente entró rápidamente, no conseguimos sentarnos pero por lo menos estábamos juntas, me ponía nerviosa la situación de entrar al tren o en este caso al subte por la cantidad de gente que había, parecía que después no íbamos a poder bajar. Nosotras teníamos que bajarnos en la estación Saenz Peña; mientras tanto yo iba mirando a la gente y me di cuenta que casi nadie se miraba, algunos iban leyendo diarios otros con los celulares acá también como en el tren lo tenían muchos, acá había más hombres de traje, las señoras y chicas lucían muy arregladas, la mayoría tenía una mirada muy seria, algunos la sostenían en algo y otros tenían la mirada como perdida, también algunos iban escuchando música que se alcanzaba a escuchar hasta afuera.
Tenía razón mi tío cuando me dijo que iba a notar que el “centro” es distinto a donde ellos vivían.
Yendo por la vereda mientras buscábamos el edificio adonde íbamos unos señores estaban limpiándolas con mangueras y escobas, todo estaba impecable, las casas en nada se parecían a las del barrio de mi tío, estos eran edificios muy altos la gente que andaba por ahí vestía con ropa que parecía cara y los autos eran todos nuevos.
Mientras caminaba iba pensando que recién comenzaba a descubrir este lugar porque cuando llegue supuse que todos los sitios serían similares a ese, sin embargo ahora que camino por estas calles y veo lo que me rodea es como si hubiera llegado a otro país nuevamente que no tiene comparación con el lugar en el que viven mis tíos cuando en realidad es el mismo pero tan distinto.
Me preguntaba porque sería así y como ya me había sucedido antes otra vez no tenía respuesta, ahora lo que me quedaba era descubrirla por mi misma. El único conocimiento que ahora tenía era que no todas las cosas son como nos las cuentan y creo que la única forma de conocerlas es estando en el lugar como ahora me toca a mi estar.











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